Hablando con unas amigas, se me ocurrió escribir este artículo, porque me di cuenta de lo poco que cuidamos nuestro sistema digestivo, castigamos a nuestro estómago continuamente, descuidando nuestra alimentación, o engullendo en tiempos maratonianos, tomando antibióticos sin necesitarlo. Todos esto afecta a nuestra flora intestinal, provocando una disbiósis (desequilibrio en la flora intestinal).
Recientes estudios están poniendo de manifiesto la relación que tienen nuestras bacterias intestinales con enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, diabetes y obesidad.
En nuestro estómago habitan hasta 2 kilos de masa bacteriana formada por unas 2000 cepas diferentes, de ellas mas del 80% son muy beneficiosas para nuestra salud.
El 90% de los neurotransmisores como son dopamina, serotonina, ácido gamma-aminobutírico (GABA), se producen y almacenan en nuestro intestino, tanto la dopamina como la serotonina, pueden hacernos sentir felices, lo que implicaría una relación entre la microbiota intestinal y los trastornos de ansiedad y depresión.
La microbiota intestinal también ayuda a aumentar nuestras defensas inmunes, produciendo sus propias citoquininas, que reaccionan mas rápidamente que las nuestras defendiéndonos ante cualquier amenaza y avisando de inmediato al sistema inmune. Este trabajo en equipo nos protege de las infecciones estacionales, alergias, enfermedades autoinmunes, inflamación crónica, etc.
Las bacterias lácticas como las del género Lactobacillus, producen sustancias regenerativas y cicatrizantes encargados de reparar los daños y calmar la inflamación.
Si notamos algún problema o malestar tanto a nivel físico como mental podemos tomar probióticos en periodos de 3-4 meses para ayudar a nuestras bacterias a volver a su equilibrio. También lo podemos hacer tomando más alimentos fermentados como yogures lácteos o vegetales, kéfir, kombucha, y verduras, legumbres y frutas.
Ya está aquí el verano, y en esta época los rayos de sol son más potentes. La acción de los rayos solares es necesaria para mantener distintas funciones fisiológicas, como la síntesis de vitamina D.
Con esta introducción no pretendo señalar las utilidad de las setas para envenenar a nadie, hoy en día esto pasa más por accidente que por otra cosa. Lo que pretendo contar es que, a pesar de esa leyenda negra, las setas y los hongos son y han sido apreciados como alimento por todas las culturas a lo largo y ancho del mundo por su sabor, su extensa variedad y la gran cantidad formas de preparación en la cocina, mi objetivo es descubrir las propiedades realmente apreciables que poseen para potenciar nuestra salud.
